Una, dos, quizás tres horas.... un cafecito interminable en el momento... pero tan dulce y perecedero como todo: como aquello que flotaba en el aire, como todo aquello que un día pareció un sueño especial pero que hoy parecía más un monólogo sufridamente solitario y desgarradoramente ligado a la historia... a lo que "siempre ha pasado".
La gente entrando y saliendo del lugar… la tarde transformada en noche y ayudada por unas sodas, volviéndose cada vez más fría... más representadora de lo que debía ser en ese momento... más real. Después de unas horas, sin más café, sin muchos tapujos, con menos dinero pero con mucha más paz... y hasta quizás mucho más deshogo.... Todo esto coronando una jornada que aún iba a la mitad en una día diferente.. un día como ninguno en el año… uno de esos días tan específicos que se sabe estarán ahí aunque no se imagina el final
Un nuevo viaje… en una micro que con tanta gente parecía estar vacía. Con aquel que duerme y se balancea de un lado a otro, con esa pareja un poco extraña que despierta curiosidad. Ninguno de ellos, ni queriéndolo, podían quebrantar esa conversación interminable… necesaria… esperada por muchos días.. anhelada por un dolor que no encontró calma a pesar del tiempo, codiciada por ese fuego interno que por cierto tiempo fue tan débil que pareció extinto… un desahogo un poco masoquista… con grados de catarsis esperados, con risa y también con llanto aunque más disimulado y también maduro.
Con el reloj como mejor aliado y con los días como cómplices, el frío nocturno empezaba a parecer mentiroso ante la presencia de lo que inevitablemente iba a tener que mirar a los ojos: esa sensación de muerte… aquella que se abraza con el odio y caminan juntas en un calor cotidianamente infernal… Pero inevitablemente iba a llegar porque estaba pensando y conversando como pocas veces antes debido a aquellos mismos días cómplices, que ahora daban fuerza pero que antes arrastraban al infierno.
La segunda parte tuvo nuevos vidrios... pero de aquellos que riegan frialdad al tacto pero que entregan calidez al cuerpo… un frío liquido espumoso y que puede ser el mejor amigo o el peor enemigo de la cabeza… la hace dar vueltas y es capaz incluso de hacer reaccionar.
Uno, dos, tres y probablemente muchos vasos más … un sorbo cada mil sentimientos.. una degustación cada cien recuerdos y cada recuerdo un cuchillo en el pecho… Una cuchilla fría, que se daba vuelta y que tristemente da vueltas aún… un filo mucho más frío que el de las mismas cervezas… un frío del alma, una mutilación a la fe que no tuvo dilaciones en presentar su existencia y pedir ayuda…
Un frío compartido… experimentado de maneras distintas… pero sentido por ambos. Con algunas copas, con tantas confesiones, con aquel día dejado atrás por lo menos en horas pero con una sensación más potente y quizás más evidente.
Todo es sobre el veneno... todo era sobre el veneno… sobre aquello que se mira de reojo y que no parece tener solución pero no por cobardía sino por todo lo contrario: por enfrentarlo… por mirarlo a sus putrefactos e hirientes ojos y ser reconocer que existe.
Con muchas horas atravesadas en caminos lúgubres y sinuosos del pensamiento, con palabras pronunciadas solo en la propia mente y que ahora tomaron forma verbal, con una verdad compartida… con ojos tristes pero firmes… los de ambos… que finalmente no terminan de dudar de su suerte pero que tampoco dudan de su existencia y su valor…
Una compañía reprimida por la vida… que oxigena, tranquiliza pero que por sobretodo sirve para abrir los ojos… para atravesar los momentos más duros que podrían hasta terminar mal y no pudiendo, nuevamente, olvidar…
Con una sinceridad obvia, una pena evidente, un dolor inservible, un sufrimiento inexplicable, una época tan triste que ni con todas las palabras y lenguajes del mundo se pudo verbalizar pero con los ojos era prácticamente imposible no demostrar.
Pero con todo eso, caminando por las solitarias calles de la vida pocas horas antes de los primeros rayos de sol… con toda una mezcla de recuerdos y con todo un tema de dolor y también pasión… con todo eso… con muchas risas y lágrimas de por medio... la única conclusión fue una: Un descanso en el corazón… una visión diferente… un amor distinto… algo incluso de ilusión.
Siendo las 5 de la mañana ya era un día distinto a cuando todo empezó, pero aunque parezca poco, suficiente para liberar muchas cosas… para danzar con el dolor, para escuchar todo un mundo nuevo y para ver realmente en mi interior… pero con lo más importante: con una verdadera decisión… Una decisión tomada 5 horas atrás y que aunque en el momento solo pareció un impulso como cualquier otro pero que, siendo sincero, fue el impulso más pensado de la historia… Un impulso que algún día quizás permita que todo quede atrás… un impulso agradecido aunque no puedo hacer más… un impulso en mi vida que deseo, que por siempre, se mantenga igual… y que cuando mire a los ojos lo que vea no sea ni hiriente ni dañino sino que en mi mente, lo que aparezca, solo sea un hermoso recordar.
Recordar aquel día.